Corren tiempos complicados, en los que no podemos permitir que nuestros abuelos se sientan solos, por muy alejados que estén. Cocinarles es abrazarles, y más si las recetas provienen de sus recuerdos. Es hora de guisar, como tantas veces ellos guisaron para ti, y hacerles sentir que no están solos. Solidaridad, incluso más allá de la familia, con el prójimo.
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