Originario de ese paraíso cinegético que es la Sierra de Cazorla, Juan José había mamado el oficio mesonero entre Jerez, Sevilla, Vitoria -donde aprendió a gestionar una barra fina-, la Costa Brava y el Pirineo de Huesca, donde se enamoró de la cocina de mar y montaña. Cuando abrió La Montería, su propuesta de tasca con guisos de caza, recetas sureñas y el producto en primer plano obtuvo tan buena acogida que pronto inauguró sucursal en Ortega y Gasset -hoy llamada La Montecastela- y, tiempo después, un tercer negocio a dos pasos de la casa madre, que bautizó La Castela. El resto es historia.
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